domingo, 11 de agosto de 2019

GRACIAS

HACE JUSTO UN AÑO, ESTAS DOS PERSONAS ME SALVARON LA VIDA


... o al menos evitaron que se me complicara muchísimo, mermando bastante mi longevidad.

Para quienes no les conozcáis, estas dos personas son mi hijo Pau y mi hermano Ramón. ¿Y por qué soy tan rotundo en mi afirmación?. Os lo voy a explicar. Hace poco más de un año, y aunque yo me encontraba relativamente bien, mi situación era bastante grave. Mi comportamiento distaba mucho de ser normal: todo el día medio dormido, comportamiento errático, dificultad para la comprensión y para expresarme...ya, ya intuyo lo que muchos que me conocéis estáis pensando: "pues como siempre, más o menos, ¿no?". Pues sí, como siempre pero a lo bestia. Listos, que sois unos listos. Hasta tal punto de que la preocupación se extendió a todo aquel que se relacionó conmigo en esos días.

Hasta que llegó un día en que éstos dos determinaron que había que ir a urgencias, sí o sí. Y ese día fue el 11 de agosto. No les resultó fácil. Casi no recuerdo nada de ese día, pero las caras de impotencia, los gritos, las amenazas de ambos las recuerdo a la perfección. Tanto trabajo, más de una hora después, dio su fruto. Y fuimos a urgencias.


Lo otro que recuerdo de ese día fue la cara del médico de urgencias cuando le dije que yo en realidad no sabía por qué estaba allí, que me encontraba perfectamente y que fui por no discutir más con ellos. Una mezcla de incredulidad y -yo creo- temor. De los dos o tres primeros días, apenas si recuerdo nada más que una máquina infernal que te ayuda a respirar, y que me dejó, poco a poco, "a escuadra" otra vez.

El diagnóstico: EPOC, una enfermedad pulmonar, que entre otras "gracias" te dificulta a expulsión de CO2. Así que eso era lo que me pasaba, una intoxicación por CO2, la muerte dulce, le llaman.

No fue fácil, a pesar del impagable trabajo de todo el personal sanitario de la sanidad pública, que son oro molido, pero tras diez días de cuidados volví a casa.

Después, un año de baja, en el que la enfermedad ha quedado estable, que ya es mucho. Incluso, y según la muy autorizada opinión de la inspectora del INSS, (quién con toda seguridad no se ha visto enturbiada por la necesidad de recortar, so pena de recibir presiones), la cual afirma que una enfermedad que raramente mejora o muy poco, ha mejorado lo suficiente para darme el alta.

De todo esto, probablemente no estaría escribiendo si ésos dos no hubieran conseguido convencerme aquel día. Se que había otros planes alternativos, se que había mucha gente preocupada por mi estado, y he tenido este año infinitas muestras de cariño, y muchos amigos y familiares me han demostrado lo muy querido que soy. A todos vosotros, a quienes no nombraré porque no quiero dejarme a nadie, y sois unos cuantos, y copiándole el recurso que usa mi amigo Paco-Alacantí para acabar sus entradas, os dejo este vídeo musical. La canción viene a cuento, creo. Nunca olvidaré como y cuanto habéis estado pendientes de mí.





Gracias a vosotros, mi vida continuó, y cambió el día 11 de agosto de 2018